miércoles, abril 12, 2006

Las chanclas ...

La moda, todo un tema de discusión. Cada cabeza es un mundo, cada quien tiene sus propios gustos y claro que también cada quien se compra lo que le queda, según su complexión, color de piel, etc.

Para Los Comparitos, este tema es un tema bastante profundo porque la opinión generalizada es que uno debe vestir como mejor le plazca y no ir detrás de lo que otros pendejos usan solo porque es moda. La verdad es que él o la que tiene personalidad no importa lo que use, siempre resaltará sobre los demás. Claro que Los Comparitos se ajustan a esa manera de pensar aunque a veces les fallan ciertas cosas.

Era verano cuando esta anécdota empezó. Lo recordamos bien, el calor derritiendo súbitamente a quienes andan por las calles, sofócando a quienes están en sus casas y no cuentan con el privilegio de tener un clima, con el pesar del cuerpo, desganado y
cansado, sintiendo el aire caliente como quema en vez de refrescar. La moda lanzaba sus tendencias para el verano; en cuanto a mujeres se refería, faldas largas de manta estilo oaxaqueño, sandalias frescas de piso; los colores eran el rosa y el lila.

Para los hombres el pantalón blanco de manta también, estilo como el de Diego Shoening en el video de Timbiriche (Tú y yo somos uno mismo). La guayabera tipo de los que cantan en "Aficionados del 12" y lo peor, pero de verás que era lo peor de
todo; era el rematar con una moda sin imaginación y sin sentido alguno. Era denigrar el aspecto varonil de cada cabrón solamente porque "era la moda"...lo peor era el calzado: unas viles chanclas de piel, estilo abierto con los dedos del pie al descubierto y de metedera.

Señoritas, con el perdón de ustedes, a quién chingados le gusta ver los pies de un hombre??? Con aquellos dedos retorcidos y peludos, uñas grandes y toscas enterradas y hasta en algunos casos con hongos poco agradables a la vista humana.

El punto aqui no es si los pies estan cuidados o no, los pies de un hombre son y siempre serán horribles por naturaleza y nunca se compararán a los de las bellas damas. (Aunque déjenme les digo que hay mujeres que no cuidan para nada este aspecto que es de suma importancia para nosotros). Cómo era posible que la moda cayera tan bajo??? Y eso no era lo peor, habían gueyes que usaban alegremente esas chanclas!!!

Para Los Comparitos era desagradable este estilo de calzado, de hecho estaban enojados con la misma moda, tachaban de joto a quienes usaban esas chanclas híbridas (mitad de hombre, mitad de mujer)....... PERO NO TODOS PENSABAN IGUAL!!!!

Asi es mis amigos, había un comparito que se sintió identificado con la moda y quisó exponer sus quesos comprándose un par de chanclas de piel. Fue el inició del martirio que Los Comparitos pasaron. Fue lo mas desagradable que jamás hayan soportado.

Era un domingo por la noche cuando se habían citado para ir a pasear a "La Pérgola". La Pérgola es un lugar donde raza mamona va a pasear y gastar gasolina dando vueltas a la calle en sus carros con el volúmen del estereo entre mas alto mejor, otros prefieren estacionar sus vehículos en frente de la cochera de algún inocente vecino de la colonia y quedarse a platicar en la cajuela de sus coches recién lavados y pulcros. Los Comparitos: Juan, césar, Arturo, Gera y Luis, debido a la edad que
tenían hacían lo mismo con la finalidad de ver a quien podían conocer. No andaban en carro último modelo, andaban en la camioneta roja del Juan, una F150 año 1993, muy bien cuidada y con buen sonido. Después de haberse estacionado y de empezar a
platicar sus aventuras, Severo llega en su camioneta Blazer 1995 también bien cuidada y con llantas anchas que le daban un toque de 4x4. Severo se estaciona justo detrás de la camioneta de Juan y con el rostro serio y mirada engreida, orgulloso,
sacando el pecho, se acerca a saludar a sus comparitos. En eso, César que reía del último comentario que Luis había expresado, voltea y estrecha su mano derecha para saludar efusivamente a Severo, cuando baja su mirada y ve lo inimaginable, lo repulsivo, lo mas asqueroso y rídiculo ... las chanclas de Severo. Juan y Luis se miran y se dan cuenta de lo que el comparito estaba viendo. Arturo se interpone entre Severo y la mirada de sus comparitos y lanza el grito:

Arturo: No, no se le queden viendo, les puede salir una perrilla en el ojo o quiza los pueda hipnotizar!!!
Gera: No comparito, esas son las húngaras.
Juan: Esas son las teiboleras.
Luis: No mames, pinche Severo, porque lo haces?

Severo se sienta en la camioneta de Juan y baja la mirada y escupe hacia su lado derecho (lado que daba hacia la calle).

Severo: Qué gueyes??? a mi me gusta porque ando mas fresco.
Juan: Y nosotros que culpa tenemos??? Te estas haciendo joto o que? Porque tenemos que aguantar verte los ojos de pescado???

Severo se quita las chanclas y deja en el aire sus pies, que debido a la altura de la camioneta no lograban tocar el suelo.

Con sus pies unidos, empieza a frotarse los pies uno contra otro.

Conforme pasaban los minutos, Severo siguió haciendo de las suyas y siguió frotándose los pies uno contra otro. Los Comparitos empezaban a molestarse con las pinches chanclas, que además de parecerles de vieja, se les hacía asqueroso el modo
como Severo les daba uso. Como cosa hecha adrede esa noche no corrieron con tanta suerte y no lograron ligar, culpaban a que las mujeres que pasaban veían a Severo que desagradblemente tenía sus pies al descubierto y por eso no habían querido saludar, además de estar totalmente a la vista de cuantos pasaban junto a ellos.

Con el paso del tiempo las chanclas se hicieron famosas, el comparito Severo las usaba para cuanto evento tenía, domingos para misa, fiestas, antros, para todos lados menos para ir al Far. Otra de las cosas que se convirtieron en costumbre fue el quitárselas y frotarse los pies uno contra otro.

El verano pasó y Los Comparitos estaban felices porque ya las chanclas habían dado de sí y ya se veían muy jodidas, además el invierno forzaría a el comparito Severo a no usar las chanclas.

La primavera del siguiente año llegó y con ella, el regreso de las chanclas de Severo. Cenas, antros, bares y demás, las chanclas hacían su presencia, jodidas, a veces boleadas, pero siempre igual de desagradables para Los comparitos. Para esa
semana santa se planeaba, el viaje a Tampico de los Comparitos y no estaban dispuestos a ver las desagradables chanclas de Severo.

Tampico llegó y con el, las olas del mar, el sol cayendo a plomo, las bebidas, el ceviche, las mujeres, fútbol playero, etc.

En fin, Los Comapritos Luis, Juan y Severo se encontraban con los siempre bien portados Gary, Lupe, Iván y los demás Pánucos jugando dentro del mar con un balón. Severo llevaba consigo sus chanclas famosas y las había dejado en la orilla del mar

junto con la hielera y las cosas de todos los demás. Luis y Juan se percatan de tal hecho y descubren que era el momento indicado de actuar. Juan le dice a Luis:

Juan: Oye guey, cómo ves si le perdemos las chanclas dentro del mar???
Luis: Sobresss guey, ya me hartaron las pinches chanclas de maricón!!!
Juan: Si, además ya están bien madreadas, no creo que se encabrone!!
Luis: Y si se encabrona que??? A el le valió madre que a nosotros nos encabronaba cada que las traía!!!
Juan: Si es cierto, mientras yo lo distarigo, ve por las chanclas y avientalas al mar, no creo que se de cuenta.
Luis: Ya esta, voy a decir que voy a dormirme un rato.
Juan: OK, ya esta!!!

Luis se sale rápidamente del mar y se encamina hacia donde se encontraban las chanclas, las toma con su mano derecha mientras se cerciora de reojo que nadie los estuviera viendo, mientras Severo se lanzaba en el mar de un lado a otro como ballena contenta intentando atrapar el balón que Juan le lanzaba lo mas lejos que podía.

Corriendo con el ansia de poder deshacerse de las chanclas, Luis toma impulso y avienta las chanclas lo mas lejos posible, fue en ese momento en el que Severo se da cuenta y corre como Forrest Gump en la guerra de Vietnam. La sancada grande sobre las olas y la adrenalina a flor de piel, era tanto lo que amaba a sus chanclas que no era posible que se fueran a perder. Los gritos de desesperación y la mirada atónita de quienes se percataban del suceso. El señor que vendía mangos a un lado de la playa, preparaba un rico mango con chile en polvo y salsa botanera, cuando el tumulto de gente corrió en dirección donde estaba la escena de los Comparitos y le tumban la salsa botanera, haciendo que el mango quedará bañado completamente de aquel picante.

Finalmente Severo, llegó al lugar y se sambulló como tiburón sobre su presa. Luis y Juan lo miraban y rezaban porque no encontrará las chanclas, porque por fin se pudieran deshacer de ellas. El agua salpicaba a los inocentes niños que flotaban
con sus salvavidas al lado de sus padres que se encargaban de entretenerlos mientras la mamá se bronceaba a la orilla del mar. El grito de las madres angustiadas y sin perder el glamour, con sus trajes de baño de dos piezas, de colores aseñorados y su pareo a media cintura (para quienes no saben, es una prenda que las mujeres se colocan en la parte baja de su traje de baño para aparentar traer una falda y no andar totalmente al descubierto ante la mirada de la bola de buitres).

Las olas del mar estaban a favor, y de vez en cuando un leve objeto salía flotando por encima del agua, que desde lejos parecía ser las chingadas chanclas. Severo con el espiritú de un niño cuando visita una alberca de pelotas, se lanzaba "de panzazo" para tratar de llegar a ellas.

Luego de unos minutos, con el semblante cansado, como jugador de fútbol al finalizar un partido, Severo sale del mar, con el par de chanclas mojadas, pero enteras. No era posible, las había encontrado y se había matado por sacarlas, por rescatarlas!!! O quizá, ni siquiera el mar estaba dispuesto a quedarse con tan espantosas chanclas de joto!!!

Enojado, pero a la vez satisfecho de regresar con su tesoro en sus manos, pasa por delante de los Comparitos Luis y Juan y con voz tenebrosa les dice...

Severo: Creían que se iban a librar de ellas???

Luis y Juan, se ven con la mirada de derrota y desconsolados. Mientras Severo pasa como torero frente a la gente con su recompensa en mano. La mirada atónita de propios y extraños. Las chanclas estaban de vuelta y seguirían haciendo de las suyas, hasta que Severo así lo decidiera.

Pues así es como la moda ha dado mucho de que hablar y hasta el comparito Severo se vio envuelto en ese vicio de muchas y muchos. Las chanclas terminaron su ciclo de vida meses después y finalmente se dio por terminada esta etapa de chanclas de vieja usadas por un hombre. Nunca más, Los Comparitos, han cambiado su impresión acerca de ese tipo de calzado y Severo ha seguido con su pensamiento propio.

Nos despedimos con la frase característica:

“El sexo es el consuelo que uno tiene cuando no le alcanza el amor”

Gabriel García Márquez

Por: Bay

2 comentarios:

MóNiCa dijo...

Esas chanclas eran como el Rasputin....nomás nunca se dejaron!!!...me hubiera gustado para tema de este post "el regreso de las chanclas asesinas" o algo más dramático porque de plano se ve que si les molestaban mucho...jajaja y la neta que fijados!!!...no se al menos a mi no me molesta que los hombres usen ese tipo de chanclas...SIEMPRE Y CUANDO TENGAN SUS PIES BIEN CUIDADOS...acuérdense que somos muchas las mujeres que lo primero quele vemos a un hombre son los pies!!

los_comparitos dijo...

jajaja comparito la realidad es que hicieron eso cuando dejamos de jugar en la playa y me fui a dormir cuando me levante una hora despues dijo el luis ya te las tiramos al mar hace una hora y si el mar las escupio y estamban en la orilla sin que nadie las pelara ni nada jajajaj

y si anda uno mas fresco.... jajajaj

y lo del amog es cierto jajaj